Argentina fue alguna vez uno de los países más ricos del mundo, más próspero que Francia o Alemania.
Y gran parte de esa riqueza se construyó gracias a las exportaciones de carne vacuna, especialmente a Gran Bretaña.
Pero eso fue hace más de 100 años. Ahora, debido a una profunda crisis económica, el país languidece en el puesto 70, según las últimas cifras del Banco Mundial.
Y un número cada vez mayor de personas aquí simplemente no pueden permitirse el lujo de comer carne del ganado que aún deambula por las fértiles praderas conocidas como las Pampas.
Personas como Oriana y Samir, una pareja joven de veintitantos años que vive en un barrio degradado de la capital, Buenos Aires.