El gobierno de Ziliotto había anticipado su mirada sobre un presupuesto para la «resistencia», pero el escamoteo de recursos por parte del gobierno central afecta el funcionamiento de programas y servicios.
El recorte de fondos nacionales por parte de la gestión nacional de Javier Milei en perjuicio de La Pampa supera lo imaginado: el ajuste salvaje aplicado por la gestión central impacta en programas oficiales y servicios más de lo que la Provincia planeó cuando comenzó la nueva administración.
Ese achique de miles y miles de millones está forzando al gobierno provincial a apelar a recursos del fondo anticíclico, lo que podría derivar en una sangría de esos ahorros si se sostiene la misma situación y el gobierno nacional sigue mirando para otro lado a la hora de afrontar la obra pública en marcha y los planes que se financian con aportes no reintegrables.
«La Pampa siempre fue muy responsable y sólida, pero el fondo anticíclico se va menguando», dijo a El Diario el ministro de Hacienda y Finanzas Guido Bisterfeld. El fondo anticíclico representó en su mejor momento cuatro masas salariales (equivalente hoy, aproximadamente, a unos $80.000 millones). Pero siempre hubo variaciones y esos recursos se fueron achicando.
A fines del año pasado, La Pampa tenía el compromiso nacional de afrontar obra pública por $74.358.340.032. Ahora esa expectativa tiende a 0. Además del centenar de despidos en los barrios ProCreAr que están en construcción y amenazan con paralizarse, la Provincia tuvo que afrontar en enero el pago de obras de Vialidad Nacional, ENHOSA y Vivienda porque Nación se borró. Fueron en total unos $3.500 millones.
Además de la obra pública, La Pampa ansiaba unos $9.000 millones de los ahora llamados fondos «discrecionales», que en realidad se destinan a planes y prestaciones puntuales. Lo más voluminoso es el Incentivo Docente, cuyo desembolso se aguarda para este mes.
Otros aportes no reintegrables se esperan en programas como «Vuelta al Aula», el «Plan Fines» o «Argentina Enseña y Aprende». En ese mismo rubro se cuentan los subsidios al transporte.
También sufrirían ese ajuste los fondos para la aplicación de la Ley de Bosques; programas del área social como el Plan Nacer o el Sumar; el plan de mejoramiento de barrios; dineros asociados al INDEC para la realización de encuestas y tareas del área de Estadística; los programas de Gestión Integral de los Riesgos en el Sistema Agroindustrial Rural y AGRO XXI.
A ese tijeretazo, y tal como informó El Diario, se suma la caída de los fondos coparticipables, en un contexto en el que la réplica del presupuesto del año anterior pone en riesgo de vaciamiento numerosas prestaciones estatales.
El combo negativo incluye la caída de la recaudación provincial, como consecuencia de la parálisis de la economía que tiene a la estanflación y a la reducción del consumo interno, por aquello de que «no hay plata».
Los recortes son más grandes, graves, pronunciados y veloces que los que el propio gobierno pampeano imaginó cuando proyectó su presupuesto «de resistencia», a contramano del otro que se había hecho «para crecer y producir» si el presidente era Sergio Massa.
Ese contexto se replica en otras provincias del país, con La Pampa como más aliviada si se toma en cuenta que no está endeudada y ha sido históricamente bien administrada, aunque así y todo esa realidad la forzó ahora a modificar su política salarial y ya no aplicar de modo inmediato la cláusula gatillo en los incrementos de sueldos estatales.