Apuntando a una atención de calidad y a la conformación de equipos de trabajo para mayor complejidad, se pondrá en funcionamiento en los próximos días la sala de terapia intensiva del Hospital «Padre Buodo», de General Acha.
El director del Hospital «Padre Buodo», Marcelo Güemes, recordó ante la Agencia Provincial de Noticias que el proyecto de instalar la sala de terapia intensiva en el Establecimiento Asistencial se activó en el año 2019, motivo por el cual se designó como coordinador al doctor Federico Rodríguez (médico terapista). “La intensión del Ministerio de Salud en ese momento era crear una unidad de terapia intensiva, lamentablemente apareció la pandemia y el proyecto quedó postergado. Hoy que la situación epidemiológica y sanitaria es favorable, lo primero que que se decidió desde el Gobierno provincial, fue reflotar el proyecto, equiparlo con camas, instrumental y la adecuación física necesaria del area que va a ocupar dicha terapia”.
El hospital es zonal, teniendo a cargo las zonas sanitarias 5 y 3, “la puesta en funcionamiento de la terapia descomprimirá los centros de Santa Rosa y General Pico, como así también minimizará los traslados. Además, esta terapia fue concebida para trabajar en red a través de telemedicina con la terapia del Hospital Lucio Molas. Teniendo como intensión que todas las terapias intensivas de la Provincia trabajen en red por este mismo sistema”, agregó.
Por su parte, el terapista Federico Rodríguez comentó que la idea de esta iniciativa fue darle complejidad a la región, “en 2019 me convocaron para este proyecto, esta iniciativa tenía como objetivo mejorar la capacidad resolutiva del Hospital de General Acha, brindando atención a una enorme cantidad de pobladores de la zona. A pesar de la postergación ocasionada por la pandemia, habida cuenta de que había que concentrar todo el recurso humano en centros de mayor complejidad, nunca se abandonó la idea de darle vida a la terapia. Actualmente encontrandonos en una etapa de transición de la pandemia, se reflota la idea original, por este motivo hoy tenemos la posibilidad de contar con la unidad armada con cinco camas. La complejidad de la misma se incrementará escalonadamente, se trata de un proyecto de crecimiento progresivo. La terapia en si no es el foco de una sola solución sino que abre un abanico de posibilidades de dar atención de complejidad y por otro lado hacer un cambio cualitativo de la atención, dentro del hospital y la zona”.
Ambos profesionales coincidieron en señalar que la puesta en marcha de una terapia no es solo sumar equipamiento, sino también la conformación de equipos de trabajo: “al hacerle frente a la pandemia hubo que adquirir equipamiento y generar recursos, que estando en la Provincia desembocaron en lo que es la formación de esta terapia. Ahora está totalmente equipada (5 camas con equipamiento de última generación) pero eso es el nacimiento de formación para el equipo de salud del hospital y zona, con complejidad de atención, de instrumental. Eso viene a que el personal tienen que ir camino a adquirir nuevos conocimientos, porque al tener una unidad de atención compleja el perfil del paciente será más complejo y retenido en la zona”.
Güemes sostuvo que se busca una atención de calidad, “entonces, lo que uno le brinda a un paciente tiene que ser de calidad para la comunidad, la terapia intensiva en sí se puede formar con instrumentos, camas, respiradores, pero lo que tenemos que lograr es dar una atención compleja y de calidad a la gente, sobre todo por la zona, por las distancias”.