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Dirigía una multinacional belga, perdió su trabajo en 2001, se reinventó a los 55 años y hoy emplea a 150 personas

La historia de Alfonso Bonfiglio está marcada por el aprendizaje y la resiliencia. Con Ricardo Flores y Pedro Guida, cofundó Anclaflex, una firma familiar dedicada a la fabricación y comercialización de revestimientos.

Si alguien puede dar testimonio de cómo en cada crisis hay también una oportunidad es Alfonso Bonfiglio, quien supo reinventarse hace poco más de 20 años y fundó, junto con dos socios, Anclaflex, compañía dedicada a la fabricación y comercialización de revestimientos

La historia es así: entrado el nuevo milenio, Bonfiglio tenía un cargo directivo en la filial local de una multinacional belga. Pero, frente a la crisis que se avecinaba, la compañía decidió cerrar algunas empresas y prescindir del Country Manager que tenía en Argentina. Eran tiempos de convulsión económica, social y política. Por entonces, muchos headhunters coincidían en que, a pesar de contar con un buen CV y credenciales ejecutivas, era difícil reincorporarse en el mercado laboral. Así que los desafíos para Bonfiglio eran múltiples: con 55 años, sin indemnización y en un contexto adverso para el país, sabía que tenía que tomar acción. Y así lo hizo.

Con una inversión inicial de lo que entonces eran $ 50.000 aportada en conjunto con quienes serían sus socios, Ricardo Flores y Pedro Guida, creó Anclaflex, una pyme familiar con fuerte compromiso social que hoy emplea a 150 personas. 

Bonfiglio, Flores y Guida comenzaron, muy a pulmón, en un garage alquilado de de 30 metros cuadrados en Villa Adelina. En esa aventura de emprender, se les ocurrió crear una masilla para placa de roca de yeso que terminó siendo su primer producto. Lo lograron con máquinas que encontraron en chatarrerías y después de muchos intentos. 

Hoy casi 22 años después, Anclaflex produce más de 30.000 toneladas de producto por año y para este año, prevé facturar $ 3.000 millones. La compañía tiene una fábrica de 4.300 metros cuadrados y planea mudarse al parque industrial de General Rodríguez, a un espacio de 7.000 metros cuadrados. Asimismo, con el foco puesto en ayudar a la comunidad, cuenta también con un Centro de Capacitación, que lleva formadas de forma gratuita en diferentes oficios a casi 15.000 personas.

-Usted trabajaba para una multinacional y lo habían desvinculado por la crisis. ¿Qué recuerda de esa época y de los inicios de Anclaflex?


La organización donde trabajaba en los años 2000 decidió cambiar la estrategia en el mundo, prescindiendo de los country manager y cerrando algunas unidades que consideraban que no estaban en su core business.  Ricardo, Pedro y yo pasamos nuestra vida en empresas multinacionales del rubro de la construcción. 

Yo soy contador y, previo a la creación de Anclaflex, me desempeñé como director delegado del Grupo Etex, corporación belga que contaba entre sus firmas con Durlock, Eternit, Fademac, Nicole Eterplax y Cerámica San Lorenzo. Ricardo se desempeñaba como gerente técnico de una de las marcas y Pedro era gerente general. 

En mi opinión, los primeros tiempos del emprendimiento fueron los más difíciles de la compañía. Teníamos una idea del plan del negocio, pero también surgían varias preguntas sobre cómo llevar a cabo esa idea, lo cual resultó lo más complejo. Ese fue el momento más álgido del proyecto. Casi es una constante en todo aquel que está comenzando a emprender.

-¿Por qué apostó por este tipo de negocio?

Desde el principio apostamos por el negocio de los materiales para la construcción, ya que era un mercado en el que trabajamos durante toda nuestra vida y nuestra experiencia sumaba mucho. Esto, aunado a la posibilidad de fabricar un producto de muy buena calidad y que en ese momento era importado generó la toma de decisión principal. Aprovechando la experiencia de Ricardo Flores en producción de complementos para pisos, rápidamente surgió un producto que fueron los pisos cementicios, luego incorporamos revestimientos plásticos, pinturas y nuestro basecoat fue único en el mercado. 

En nuestros comienzos siempre tomamos la decisión de que nuestros productos debían ser todos al agua, por ende ninguno de ellos contamina.

– ¿Cuáles fueron las principales trabas que encontró y cómo las superó?

El primer obstáculo que se presentó fue la crisis del año 2001 cuando comenzamos. Los clientes dejaban de pagar o pagaban con cheques a largo plazo, y al mismo tiempo era muy difícil pagarle a nuestros proveedores. Teníamos gran parte de nuestro capital de trabajo en la calle. En este caso, nuestros clientes fueron fieles aliados para pasar aquella situación.

También, otro momento que tuvimos que pasar fue cuando vendíamos 8.000 baldes por mes de masilla y estábamos por encima de nuestro punto de equilibrio, pero nuestro principal cliente que nos compraba el 50% de la producción nos empezó a exigir condiciones que no iban de la mano con lo que nosotros queríamos. Por eso tuvimos que tomar la decisión de dejar de vender 4.000 baldes de un momento para el otro.

Años más tarde, luego de terminada la pandemia, la modalidad de trabajo a distancia fue un tema a superar. Hoy puedo decir, que estamos muy cómodos trabajando con un esquema mixto que mejora notablemente la productividad de los colaboradores.

Otros obstáculos que puedo mencionar son el desabastecimiento de materias primas a nivel mundial, el aumento del flete internacional que se trasladó a los insumos productivos, y la intensificación de las trabas en las importaciones, las cuales continúan siendo uno de los principales obstáculos a los que nos enfrentamos.

Nuestro enfoque es afrontar el desafío de continuar creciendo y atender a nuestros clientes, brindándoles la misma calidad y servicio de siempre.

– ¿Exportan? 

La idea de exportar siempre formó parte de nuestro plan estratégico. Hoy en día es complicado por la situación del país, pero desde el primer momento exportamos y nos concentramos en países limítrofes o de América del Sur. La primera exportación la hicimos a Perú y actualmente nuestro foco es Uruguay, Paraguay y Bolivia. Más allá de eso, es importante destacar que exportar materiales de construcción no es fácil por el impacto que tiene el flete en los costos.

– ¿Cómo ve al mercado local? 

Al ser este 2023 un año electoral, en este contexto es muy difícil definir el comportamiento del mercado. Según nuestro presupuesto, en la compañía vamos a crecer en relación a las cifras del año pasado y nos preparamos para que esto ocurra. Siempre recordando que nosotros somos industriales, y los industriales vamos para adelante.

«Somos industriales y los industriales vamos para adelante.»

– ¿Encuentra similitudes con otras crisis vividas en la Argentina? ¿Qué enseñanzas se llevó de la de 2001 y tiene presente a la hora de comandar la firma?

La Argentina desde hace muchísimos años atraviesa diversos vaivenes en forma permanente. Este momento en especial, considerando la situación macro del país y lo que ocurre en el mundo, es bastante similar a lo que nos pasó en el 2001. 

En relación a la enseñanza que nos dejó el 2001, se destaca nuestra actitud, como ya lo he mencionado, de siempre salir adelante. En ningún momento dejamos de invertir para mejorar nuestra producción, desarrollando nuevos productos y capacitando permanentemente a nuestros colaboradores. Nos estamos preparando para siempre ser mejores. 
 

Alfonso Bonfiglio, Anclaflex
Alfonso Bonfiglio, cofundador de Anclaflex.

-¿Qué recomienda a otros empresarios y emprendedores que deciden emprender en este contexto?

Muchas veces los emprendedores nos hacemos por necesidad y nos terminamos convirtiendo en empresarios. Y no hay secreto. Lo fundamental es tener algo para ofrecer, tener vocación, poner pasión y ser riguroso con lo que estás haciendo. Yo me defino como empresario, industrial, con cabeza de multinacional, corazón de pyme y cintura de argentino. 
 

– ¿Dónde seguirán puestas las fichas de Anclaflex para este año?

Como ya he mencionado, tenemos varios objetivos. El primero y fundamental es el poder mudarnos a la nueva planta industrial en forma completa. El segundo es mantener nuestras posiciones en los mercados en los que participamos con especial énfasis en nuestro mercado de exportación. Y como último punto, poder lanzar los nuevos productos en los cuales estamos trabajando.

-¿Qué proyección de crecimiento tiene para este año? 

Si hablamos de la facturación proyectada 2023: 3.000 millones. En cuanto a la inversión 2023: 300 millones.

«Lo fundamental es tener algo para ofrecer, tener vocación, poner pasión y ser riguroso con lo que estás haciendo.»

-¿Qué proyectos tiene en carpeta para 2023?

En línea con la respuesta anterior, la empresa se encuentra muy avanzada con la puesta en marcha de la nueva planta industrial. Debido a la pandemia tuvimos la necesidad de ralentizar el proyecto y hoy estamos avanzando para poder en el transcurso de este año mudarnos completamente a la nueva planta. 

Paralelamente, hemos comenzado una segunda etapa que denominamos de «ampliación y mejora productiva«, la cual nos permitirá ser más eficientes y brindar un mejor servicio a toda nuestra red de distribución. Además estaremos lanzando nuevos productos al mercado.

Por otro lado, estamos trabajando en profundizar la capacitación. Hemos retomado los cursos presenciales teórico – prácticos que veníamos ofreciendo antes de la pandemia con un excelente nivel de convocatoria. 


-¿Cuáles fueron los principales hitos de la empresa desde su fundación?

Tuvimos distintos hitos fundamentales. Podemos mencionar la ampliación de nuestra gama de productos y la consolidación de nuestros mandos medios que nos permitió poder animarnos a dar el salto que hemos dado oportunamente. Es muy importante resaltar nuestra llegada al parque industrial donde nos consolidamos en esta nueva etapa. 

-Anclaflex tiene también un fuerte foco social…

Desde los inicios, nuestra empresa comenzó con un objetivo de ser una organización con Responsabilidad Social Empresaria. Esto no es menor, ya que permanentemente y en todas nuestras decisiones, sabíamos que debíamos ser una organización que ganara dinero, que cuidara a su gente y su entorno a la comunidad y por sobre todas las cosas que no agrediera al medioambiente. 

Nuestras convicciones nos llevaron a hacer todos productos que sean al agua, aunque esto significase perder ventas. Desde nuestros comienzos tenemos un comedor en planta que nunca se ha paralizado, y otro tema no menor es nuestro centro de formación continua, que después la llevamos a todo el país a través de nuestros distribuidores.

Todo el diseño de nuestra planta industrial está pensado para la recuperación de aguas pluviales, reutilización de los polvos recuperados y la posibilidad de generar una parte de energía. 

Oportunamente armamos nuestro departamento de Responsabilidad Social Empresaria y lo utilizamos permanentemente para atender las necesidades que se nos van presentando. 

Algunas de nuestras acciones: colaboramos con el Hospital Garrahan, tenemos un grupo de artistas urbanos a quienes apoyamos con la intervención de murales, damos charlas de capacitación en algunas cárceles de la Provincia de Buenos Aires y con algunas intendencias de la Provincia de Buenos Aires, colaboramos con el pintado de escuelas, apoyamos a varios representantes barriales y nos une un gran afecto y compromiso con la Fundación Margarita Barrientos.

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