Una idea es restringir a seis los proyectos, los equipos con los que se trabaja, las decisiones que se toman, etc. Si nos pasamos de este número, la complejidad es tal que nos abruma y paraliza.
Alguna vez el gran Leonardo Da Vinci dijo que “la simplicidad es la máxima sofisticación”. El mundo del management no es ajeno a conceptos como “Keep it simple” y son muchos los ejecutivos que apuestan a simplificar procesos en pos de conseguir mejores resultados y evitar el estrés en los integrantes de sus equipos, una problemática que aqueja a 6 de cada 10 profesionales según una investigación de The Regus Group.
La simplicidad es tan importante hoy en día que está siendo estudiada como un principio de management. Julia Hobsbawm, profesora de la Cass Business School, propone un método muy interesante para lograr la simplicidad: organizarse alrededor del número seis.
El número elegido no es tan importante como el principio: hay que poner límites muy firmes a la variedad de opciones.
Hobsbawm nos propone restringir a seis los proyectos, los equipos con los que se trabaja, las decisiones que se toman, etc. Si nos pasamos de este número, la complejidad es tal que nos abruma y paraliza.
Aunque la complejidad del mundo actual nos permita dudar de la afirmación de Da Vinci, lo cierto es que dos de los más grandes genios de nuestra época, Steve Jobs y Elon Musk, también aplicaron esos criterios en las empresas que dirigieron.
En 1997, Steve Jobs se encontraba fuera de Apple, la empresa que había fundado y de la que había sido despedido en 1985. Sin embargo, luego de que la empresa perdiera su capacidad de innovación y que los márgenes de rentabilidad se achicaron peligrosamente, los directivos de Apple llamaron a Jobs para que rescatara su creación.
Además de revitalizar la marca a través de la memorable campaña “Think different”, Jobs modificó por completo la estrategia de producto. Durante la década del ´90 Apple se había enfocado en diseñar más y más productos. Viendo la complejidad del catálogo, Jobs comenzó a hacer una pregunta muy sencilla: “¿Qué productos de Apple le recomiendo a mis amigos que se compren?”. La dificultad de los empleados para responder lo llevó a cortar el problema de raíz.
Según cuenta su biógrafo Walter Isaacson, Jobs perdió la paciencia en una sesión de planificación comercial de uno de los productos y dijo: “¡Ya basta! ¡Esto es una locura!”. Acto seguido, tomó un pizarrón y dibujó una matriz con dos ejes: “Consumidor/Profesional” y “Escritorio/Portátil”. La combinación de los ejes daba una matriz de cuatro productos. Jobs reorientó a Apple para que se enfocara en lograr que esos cuatro productos fueran los mejores de la industria en todo sentido: funcionalidad, rendimiento, diseño, entre otras. Con esta estrategia logró que Apple volviera a ser la empresa líder en hardware.
Mientras tanto, Elon Musk tiene como principio llevar a los productos al máximo de simplicidad para reducir los costos y las probabilidades de fallas. Su lógica es impecable: Musk considera que cada componente extra no sólo encarece el producto final, sino que sus fallas pueden hacer más lentos y difíciles los procesos de producción.
Nuevamente, es Isaacson quien nos cuenta una anécdota de cómo Musk busca constantemente la simplicidad: en 2018, Musk estaba jugando en su escritorio de Tesla con una versión de juguete -pero muy realista- del Modelo S. Notó una diferencia muy relevante respecto al auto real: mientras que el piso del modelo real tenía innumerables partes, todo el piso del juguete era de una sola pieza. Inmediatamente fue al salón de conferencias y preguntó a su equipo: “¿Por qué no podemos hacer esto?”.
Uno de los ingenieros dijo que no existían máquinas que pudieran hacer piezas tan grandes. Por lo tanto, Tesla se encargó de contactar a todos los fabricantes para ver si existía la posibilidad de hacer una máquina lo suficientemente grande como para producir una sóla pieza del tamaño del piso del Modelo S. Una sola empresa estuvo dispuesta a asumir el reto, y lo logró. A partir de entonces, Tesla abarató y facilitó enormemente la producción de sus automóviles.
Por supuesto, hay que tener mucho conocimiento y muchas horas de reflexión para comprender cuáles son los aspectos fundamentales de un negocio o un producto. Sin embargo, lo que nos muestran Jobs y Musk es que una vez transitado ese camino es necesario reducir los problemas a su mínima expresión. En la simplicidad está la sofisticación.
Director Asociado de Glue Executive Search.